lunes, 7 de octubre de 2013

ROBO

ME PARECE QUE DEBO DE CERRAR

martes, 8 de mayo de 2012

A-dios

Nunca volveré a tenerlo porque nunca más creeré que es mío. Quizás no lo vuelva a ver y solo me quedarán esas partículas guardadas de memorias más muertas que las células de piel muerta que dejamos caer en cada instante al suelo, pero en el suelo no se ven tampoco, es como si desaparecieran…Y todo el tiempo que creí que iba a estar con él, mañana; en otra vida, en ésta no. En ésta no y sólo queda contemplarlo en la distancia de lo que son las ideas que flotan y nos ayudan a sepultar momentos del presente pensando en cosas que ocurren acompasadas en nuestra imaginación. Él es todos, todos los que conforman aquel pasado en que el amor era una nube gris que me llevaba con ella para volverme lluvia y dejar caer mi sustancia sobre tantos cuerpos. Hoy ya no es ayer, por eso no volveré a tenerlo; porque volver remite a un sitio inexistente; división ilusoria del momento cutáneo en que nuestros poros respiran el aire que nos envuelve. El tiempo existe tanto como el pasado y el futuro, las horas son sólo un recordatorio de que hay que huir pronto y la muerte, la muerte nos tienta todas las noches con sus dedo en los ojos, la muerte nos está esperando como la más firme promesa de amor.

martes, 20 de diciembre de 2011

( )

Dic 2011
a:RZ

A veces uno conoce
A un espejo de carne
Y sabe a
Que sabe que pronto
va a morir,
y tú lo sabes también.
Como un espectro
que se asoma
por una temporada.

A veces uno siente
Miedo de lo que escribe
Con letras rojas.

Ahora lo sé, uno muere pronto.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Nocturno de la Nocturna


Nocturno de la nocturna Noviembre, 24, 2011

Los murciélagos que habitan
Las profundas cuevas de tus bocas
Me han venido a visitar un par de veces,
En esos momentos en que caes
Sobre mí y tus hemisferios,
Con todos los títulos que te han puesto
Para explicar tu telar de olvido.

Me cuentan tus amigos los murciélagos
Que a veces lloras,
Solitario en las bancas de un parque,
Espeso de pesares tuyos
En los bordes del abismo fantasmal:
Tus amigos son mochuelos
Y también los espectros te acompañan

Los murciélagos que han derramado
Tu viscosa confesión
En la resbaladilla de mis oídos
Tienen la fiel intensión de convencerme,
Para que salga de este cuarto lleno de tí
Y a la vez tan lejos
De todo lo que inundas
Cuando caes en las horas
Que inventaron con tu nombre.

Nuestros amigos los murciélagos
Creen que haríamos una bonita pareja.
Sí, muy oscura,
Pero así son nuestras horas,
Separadas únicamente por mi sema y el sol.

domingo, 23 de octubre de 2011

LHASA De Sela ' La celestina '

Desde que Juan (un cuate besucón) me enseñó ésta canción no me la he podido quitar de canción. Es una lástima qno compartir el mundo con Lhasa, pero seguramente fue a un sitio mucho, muchísimo mejor en el que estamos todos esperándonos a nosotros mismos. Lo único que nos queda tras la ausencia de éstas figuras tan grandes es escucharlas, verlas online, seguir a sus músicos tan rifados y soñarlas. Que en purita paz descanses Lhasa.

Solo porque sí


Lo quería ahorcar; matarlo en el senderito de mi memoria. "¡Pinche puto!”
¿Algúna vez has querido matar a alguien, ó algúna vez has matado a alguien? "Matamos lo que amamos", como dijo Castellanos, la Diosa del llanto que reverbera bajo las cunetas de mis ojos. Tal vez por eso matamos a Dios. A pedradas y con clavos.
Me encontré un clavo cuando iba caminando por la zona Rosa y unos chavos de la calle le gritaban "Nalgona" a mi amigo McWick mientras caminábamos de una banqueta a otra. "JC clavos", venía rotulada la piececita de metal. Dos cosas me vinieron a la mente. 1. Masturbarme 2. Clavarle un clavo directo en la sien, salpicarme la cara con el chisguete de plasma y claro, lamerla. ¿A quién? Al mismo vato que quería ahorcar para deshacerme de su hilo insistente regado en mi memoria en el que lo llamaba "¡Pinche puto!" con poco odio y mucho cariño.
"Bueno" Me interrumpió McWick, mi amigo brujo, "¿y por qué lo odias tanto?". Sentí una cascada invadiendo mi garganta que unos días antes había sido quemada por su semen.
"Primero: Lo odio porque tiene el semen más ácido que he probado, le dije, con ganas de escupir cualquier idea de posibles residuos de su meco en mi boca (o tal vez queriendo tragar cualquier residuo para sentir una vez más su sabor quemarme la tráquea). “Segundo”, le dije, pero no pude seguir hablando, la cascada prometía ir hacia el abismo e inundarlo hasta desbordar el caudal de sentimientos que disfrutaba de mantener compactados en un baúl tras mi boca. Me distraje pensando en el último orgasmo. Mi último orgasmo había sido nada más y nada menos que con la persona de la que hablaba, de ese pinche puto a quien quería degollar para probar el sabor de sus entrañas. Tal vez por eso lo odiaba en mi mente -(¿se puede odiar en algún otro sitio?)- pensé, y McWick interrumpió la nube que ya se formaba sobre mi cabeza repleta de mis pensares.
"¿Y la segunda?" preguntó con su acento de calle, de Testigo de Jehovah homosexual que portaba muy bien el par de nalgas por las que en la calle los chavos le habían gritado nalgona hacía unos segundos y el había parecido ignorar.
"¿Alguna vez has querido matar a alguien?” le volví a preguntar muy seria.
"Pues claro" me dijo, "al ojete de mi padre, pero ese wey sí era muy pasadito de huevos" dijo McWick sintiendo el atraco en la boca dilatada de su ano.
"Okay”, dije, "a mí este wey no me violó McWick, pero dime algo, ¿amas a tu padre?"
"Pos claro, ese wey me dio la vida" dijo, conflictuado.
Me reí de la ironía a la que había llegado nuestra conversación.
Amamos lo que odiamos y tal vez el amor y el odio son la misma cosa: yo frente al espejo; él sobre mí, jadeando.

viernes, 14 de octubre de 2011

ES A MAÑANA

Es A Mañana

Porque aún así palpitabas.
Aún así en silencio no estabas muerto
como tu voz que te corría
azul por las venas,
midiendo la espesura de mis palabras que lograste ignorar.
Sólo, solo mirabas mi boca
y mi silencio envidiaba al tuyo tumultuoso,
obediente y calmo de placeres y certezas…
como las arenas movedizas del amor que se extinguió
en el desierto sediento de mi pubis.

OCT 2011

lunes, 10 de octubre de 2011

LAS ENTRAÑAS DE TIMEX

Las entrañas de Timex
Spt 2011

Lo que no fue, ni sería
aunque quisieras. Lo que el silencio corta
y el viento calla y susurra en tus dormires.
Eso, que el sol admite con sus rayos
en tu rostro. Lo que el mañana, que no existía
te enseñó ayer cuando pensabas que era hoy
y no decías nada, "mirabas" con tus canicas
escondiendo del porvenir las pupilas,
de ese día que te sentabas a imaginar,
coloreándolo con tus sueños
y lo esperabas, sin querer y lo querías
también sin querer. Pero estaba ahí,
monstruoso aprensándote
con sus tentáculos el tiempo viscoso.

LAS TRAES

A.S

Parecías huir. No era
que ya no quisieras verme,
¿o sí?
No era yo, tú eras otro
Distinto al del regalo de la caja
que bajo la envoltura revoloteaba.

Sí, tu no eras un muñeco,
Nunca un ventrílocuo
Nunca mis manos
Pude meter en tus adentros


Spt 2011

RITMO HIPNÓTICO MACABRO #W6

Ritmo Hipnótico Macabro #W6
Spt 27, 2011

Aquí te pongo en la frente el centeno
Y el copal lo lames, te derrites con él.
Llórale, pero no le grites, no contamines
Su pureza con tu rabia humana
[humana, putrefacción, transmisible].
Mira directo a la luna desde éste pastizal
espectral y sumérgete en las ondas
clandestinas de benevolencia y ruge,
cuando tu alma que te doma te lo dicte,
animal de zoológico, peón del metal.
Hay en un tu frente una cruz
que no se despega de tu dermis, se succiona
a través de la baba de tu cerebro.
Ahora no te muevas y déjate clavar
Éste colmillo en tu ombligo no te abstengas
de mirar ésta figura que se pasea
frente a tus ojos de un lado a otro.
No sonrías, no recuerdes, no cierres
los ojos y olvídate de todo
lo que creías ser, de los espejos
en que tu alma nadaba, de ti,
de tu carne y tu nombre, del espacio.
Pero sobre todo del limbo y la hipnosis.
Muere.

CHAQUETAS


“Te estuve esperando”, decía la hoja blanca “Bond” y mi letra acusaba unas pizcas de desesperación, era tinta fuente, negra. Podía recordar el momento en el que lo escribí sobre mi cama de la Roma, el ventanal pálido me pareció siniestro como queriendo recordarme mi soledad, sepultarme en ella más bien. Acababa de despertar de un sueño de esos que dejan un sabor a hueco, de esos que no se recuerdan del todo, de los que la mente borra el clímax; y yo la noche anterior había cerrado mis ojos y antes de que comenzaran esos pensamientos que no son sueños pero no son pensamientos normales; esos que parecen la antesala o mejor dicho la incubadora de sueños; antes de descender hasta ese nivel cognitivo yo estuve pensando en ti.
Mira, no digo que todas las noches lo hiciera y si sí que chingados, vaya si me supiera masturbar con mucho gusto lo hacía pensando en ti y sé que es penoso que a mis veintitantos años no sepa masturbarme, de hecho una vez lo intenté, bueno, varias veces pero la última fue pensando en ti y cuando cerré los ojos para imaginarnos, para recordarnos siempre en mí cama no pude, fue como si dos fantasmas se besaran y perdí ese hilo apoltronado de pensamientos en el que estamos compuestos por carne y cogemos, no, no pude.

De hecho antes de dormir eso era justo lo que pensaba, me preguntaba si alguna vez te habrías masturbado pensando en mí, pensé “¿lo habrá hecho alguna vez?” Y luego “alguna vez” rechinó en mi mente, claro, el ego y el tiempo que no estaban del todo diluidos. ¿Cuándo? ¿Hace cuánto? Pensé. Entonces mi pensamiento ya era una lombriz que se transforma no sé en qué, tal vez más bien era una cochinilla que se transforma en lombriz. Sí, eso era, empecé dándome el gusto de pensar en ti masturbándote pensando en mí, luego me pregunté cuándo es alguna vez, cuándo putas es ese momento pues ya hacía tanto tiempo había pasado lo nuestro que el “tiempo” (putos tic tocs del carajo) no hacían más que empañar los recuerdos de cuando cogíamos en mi cama al grado de no poder excitarme para masturbarme.

Lo de la masturbación no era nada nuevo, era un hecho triste y rotundo que me quedaba claro debía ser tratado con un psicólogo y pensaba que preferentemente debía ser guapo para que me enseñara como se hacía, luego pensaba que mejor debía ser mujer, qué chingados me va a enseñar un hombre sobre como masturbarme, pinche país machista, pensaba. En fin, lo que me extrañaba en verdad era no poder excitarme de acordarme de tu cuerpo desnudo en mi cama, de cuando me tomabas las manos con fuerza y me mordías antes de penetrarme, de cuando me decías que ya te ibas a venir. El caso es que ese pensamiento ya era lombriz se convirtió en víbora y terminé preguntándome si te estarías masturbando pensando en mí en ese mismo momento. Vaya puta madre, en lo que consisten las chingadas chaquetas mentales, una tras otra y nada más no te vienes y no te vienes pues las chaquetas nunca cesan , nunca llegan a nada, no tienen conclusión. Ni se deberían de llamar chaquetas mentales pues el fin de una chaqueta es terminar; venirse, deberían de llamarse “intentos fallidos por masturbaste.

Para ese entonces yo estaba a punto de llegar a la incubadora de sueños y sí, ´pensaba en ti, pero en quién pensaba en realidad si ya ni me acordaba de bien de tu cara ni de tu daga, a lo que sabía cuando la chupaba, ni de tu rostro entre mis piernas cuando te me quedaba viendo y me preguntabas por qué te veía como diciéndome que no querías hacerme el amor sino simplemente cogerme. Entonces me quedé dormida y recuerdo todavía muy claramente qué fue lo último que pensé antes de cruzar el borde, pensé que qué bueno que pensaba en ti para verte en esa vida que se vive con los ojos cerrados, en ese mundo al que uno escapa.

Luego amanecí y me encontré la hoja bond y mi pluma fuente reposando sobre el buró y lo siguiente que escribí después de esa primera oración fue: “No llegaste”.

Julio 2011

DESNUDEZ


O

Imagen por Fred Folsom

Mi cuerpo dibuja las líneas que el ayer esbozó, antes de tantos tic tacs. Por las noches algunas de esas líneas salen de mi piel y se convierten en lombrices que con su baba se deslizan hasta mis orejas. Entonces, mis líneas me susurran secretos al oído. Mientras, yo duermo y en mis sueños la visito, me hundo en sus ríos, me ahogo en sus mares, salto de sus montañas después de escalarlas y antes de caer, vuelo a la espesura de su noche.

Cuanto silencio han cosido con manecillas como agujas sobre nuestros labios al nacer, al llorar…al pensar.
Nos sellaron con un nombre, diseñaron un boceto para nuestro destino; trazado por alguien más.

Anoche soñé con hoy. Estaba recostada en mí cama, en el techo el dibujo de John Lennon; desnudo, como yo. Salí desnuda a la calle, nadie llevaba ropa, todos sonreían y se miraban a los ojos. En la calle no había basura.
Luego soñé con una mujer. Su cuerpo estaba cubierto por pasto. Mi sueño parecía un filme siendo rebobinado, la mujer se iba llenando de juventud, hasta su niñez y al final, su nacimiento. Un jardinero podó su cuerpo después de salir del vientre de su madre, el doctor la tomó por los brazos mientras la pequeña lloraba. Un señor monstruoso entró a la sala de parto, llevaba una camilla en la que yacía el molde de un esbelto cuerpo femenino; era de cemento. El doctor se acercó e introdujo a la pequeña dentro del molde, luego lo cerró con más cemento. La pequeña dejó de llorar.

En mi sueño, como en la televisión, la imagen cambió repentinamente. De nuevo me veía a mí recostaba en mí cama. Al levantarme y asomarme al espejo, vi el reflejo de mis ojos, oscilando hipnotizados. Mi reflejo repitió varias veces la misma frase, como un robot que sigue órdenes:
“Con gris desdibujaron la esmeralda de nuestro origen. Vertieron metal sobre nuestras venas. De plastilina moldearon nuestros sesos.”

En el mundo que habita detrás de mis párpados somos nómadas sedientos de la pócima que emerge de las plantas. Inyectamos la poción y nuestro cerebro se vuelve más verde, más sabio. Árboles crecen con tan solo lanzar miradas a la tierra fértil, en la pradera. Beso unos labios bajo un árbol; comemos frutas y reímos, el sol cae sobre nosotros.

Hoy que amanecí miré el perfil desnudo de John Lennon. Después elegí unos jeans, una playera y salí a la calle…Nadie estaba desnudo. En la ciudad no había pasto. No había verde, todos llevaban máscaras.

Construyeron una ciudad sobre el cadáver de la naturaleza y luego la disfrazaron como la mano de un hombre que con sus guantes ahoga y luego desaparece. Ha llegado el momento de desvestir a la ciudad

La Calaca Fría y Flaca



Imágen: Laurie Lypton

Desde ese momento pude olerla en medio de la noche pausada, su olor tan dulce la delató y cuando la sentí más cerca mí nariz percibió asustada el peculiar olor del cempasúchitl.
Se recostó a mí lado y sumergió su mano huesuda entre mi melena que estática caía sobre la almohada. Probablemente sabía muy bien que estaba despierta, probablemente por los latidos de mí corazón que ahora parecían tambores. Mis ojos estaban cerrados, en realidad era por que me sentía asustada, temía que me leyera la mente y que al abrir los ojos estuviera frente a mí, tan cerca que pudiera sentir mi respiración agitada caerle de golpe y colársele entre los hoyos de su rostro calacoso.
Parecía flotar sobre mi colchón, en realidad lo único que yo sentía a mí lado era su presencia, más no sus huesos uncidos por el frío del infinito que los pegaba como las articulaciones a los de los seres vivos. Ella no estaba viva. Sus dedos esqueleticos acariciaban mi cráneo a media noche. Un escalofrío me abandonó dejando una sensación parecida a la de un estornudo que se arrepiente y provoca una sensación más extraña que la de tu corazón deteniéndose al estornudar.
En realidad tenía ganas de lanzarle alguna de las dudas que se esparcían en mí ante su presencia mórbida, pero su tacto parecía calmarlas como si dentro de mí la respuesta pulida brotara desde la superficie de mí alma.
El miedo pronto se convirtió en risa, si es que no siempre ha sido lo mismo. Quise llorar también, de pensar que el encuentro sería en la oscuridad y en el silencio en vez de en lo más alto de un barranco intentando volar, como siempre desee y soñé que fuera. Pero ahí estaba ella, cubriendo su rostro con el velo de la noche, acariciándome con su aliento casi maternal, flotando sobre mi colchón para no dejar rastro de su santísima existencia, cubriendo mi boca con sus pieles invisibles, respirando las ultimas partículas de oxigeno que mis pulmones albergaban.
Sonreí una última vez al sentirme liberada, luego volé. Atravesé el techo y al llegar a la luna jugué a las carreras con el sol y me fundí entre su brillo, despidiéndome del ayer que brillaba todavía más que la luz sobre la ciudad de la esperanza que encontré al abrir mis párpados.
Ella ya no flotaba sobre mi colchón. De mi cabeza postrada sobre la almohada, una trenza evidenciaba la visita de la Santísima con quien en mis sueños lúcidos hice una cita con fecha y hora.

Satanás en Letra


IMAGEN POR: COREY HELFORD

¿Cuándo es que un escritor se vuelve tan importante para que el lector le dedique más de una mirada a uno de sus escritos?
Supongo que eso está en ambos: lector y escritor. Siendo el escrito el mediador entre estos dos mundos de quien la vista nace y el proveedor de las letras. Uno, pone su pluma en la hoja, sus ojos en el mundo y aprende a deletrear con la mirada. Mientras, el otro intenta quitar su vista de su alma para ver dentro de la de alguien más.
Nunca he entendido como es que estas vistas pueden comprenderse, ¿a qué mundo viajan? Mundo mágico en el que se encuentra suspendido el momento en que la pluma puso puntos y letras en la hoja; la vivencia que el escritor relata y finalmente; el recorrido que el lector hizo para llegar hasta esos escritos. Mundo mágico. Mágico e inexistente en la “realidad”. Aunque muy vivo en el escrito, como un mundo virtual pero menos solitario que el de los algoritmos.
Cuando era más joven solía tener problemas en algunas clases de literatura, pues el profesor decía que mi visión de la lectura no se apegaba con lo que el autor quería decir.
¿Qué quiso decir el autor?, preguntaba yo.
El profesor me respondía con ese tono de que lo sabe porque la institución así se lo hizo ver. La institución…escupo en esa grande mierda. Un sinnúmero de investigaciones, de análisis psicológicos, sociológicos, neurolingüístas, pueden llevar una estructura. Sí, seguro esa estructura es solida, como no…esta conformada por creencias, por palabreríos, por obstáculos para el escritor e incluso para el lector pero sobre todo, por ríos de personas que se basan en ella, dándole cada vez más crédito. Se me olvidaba que la academia es parte del “mundo real”; Yo no.
Tal vez, algunas personas pueden creer que estoy loca.
-“Ya te perdiste en las drogas”, me dirían, “ya deja eso, no vas a acabar bien”, pues en el mundo real existe el final.
¿El final del hilo que conforma mí alma? No lo creo.
No me importa ser un perro dos veces, una tras otra, mi alma no tendrá fin…esta realidad sí, este mundo en el que escupí a la mierda de la institución, se evaporará junto con mi gargajo sobre el concreto.
Por diversión, predigo mi final favorito: sería irónico, casi estúpido. Tal vez, por eso disfruto tanto de la escritura; porque puedes finalizar el cuento cuando quieras, como más te plazca y lo mejor de todo, con quien quieras.
¿Acaso hay quienes no saben que así es la vida también?, la realidad misma que algunos llaman perra cuando la odian, o diosa cuando la aman. Que extraño que “la vida” es mujer, como “la naturaleza”. Extraño, como cuando Estela me dijo que podíamos vivir sin ellos.
-”Esos pinches perros!” y arrojó una manzana por mi balcón directo hacia la nada.
Extraño que lo natural sea lo femenino y aún utilicemos tantas máscaras y sobre todo, extraño que usemos ropas. Podría volver a escupir en la mierda de la institución, pero no quisiera que me cayera a mí misma que llevo sus pinches ropas.
¿Qué hago? Si salgo a la calle desnuda seguro me violan y luego, para como son las cosas, sería mi culpa por andar desnuda en la calle, que es un delito.
-Ah chinga, ¿que usted no anda por su casa en bolas señor oficial?
Tal vez, en ese momento, el oficial me pondría unas esposas y tomada con gran fuerza por la cabeza y por la espalda, boca abajo contra el cofre sentiría asqueada su daga entre mis piernas. Tal vez sería peor y se aprovecharía de que ando desnuda por la calle y en el juicio me vaya peor. Violada dos veces por andar desnuda por las calles. Mejor no hay que meterse con esa gran mierda de la institución. Bueno, con esto de que todos creamos nuestra realidad, sería hermoso salir a la calle desnuda y encontrar que todos están desnudos también y que las calles se convirtieron en valles y que los policías regresaron a su estado natural: cerdos. No los haría salchicha (mucho han hecho ellos ya con su aparato reproductor), pero los sumergiría en una hondísima alberca de lodo para que su alma se contentara por un instante nada más.
Puedo imaginarlo: Que tal que en vez que se llamara sociedad, la llamáramos de otro modo. Que en vez de que ya estuviera completamente corrompida dicha palabra (que también proviene de la pinche institución) inventáramos otra bajo nuevos términos. Podríamos ponerle un nombre más divertido incluso:
“Chascarreo” – Conjunto de personas que viven dentro del mismo…. Bla bla bla
Pero no habría que darle permiso a nadie para que la estudiara, debería de ser algo que simplemente se desarrolla dentro de sus propios marcos, o mejor aún, que nadie buscara aprovecharse de dicha palabra, de dicho conjunto de personas que….bla bla bla.
Charrasqueos más pequeños. ¿Por qué ahora existimos tantos en el mundo?
Siendo que la muerte debería de terminar con todos y con nadie: Muerte, si me vas a llevar, que sea a un lugar más chido. Seguro el infierno está más fresco que la ciudad. Seguro en el infierno se puede estar desnuda sin que la violen a una, seguro hasta le ruego a lucifer que me la meta. ¡Ay! Y si el Papa (ojo, no me quiero meter en pedos y por eso va con mayúscula) también leyera esto, tal vez se le antojaba.
Mientras, no puedo hacer nada más que gozar del calor en la desnudez de mi cuarto mientras a lo lejos veo a la gente vestida y me río mientras escucho “Have a Cigar”…Disfruten.

marzo 2011

Jerez cherchez Dalmane


Eran las siete y bebía jerez. El dulce saborcito se diluía en mi tráquea, junto con todas mis babas y poco a poco, un mareo excitante comenzó a turbarme mientras mis ojos absorbían estáticos los tonos del techo. Los colores ya no parecían los mismos, desde la caverna de la oscura brecha que divide mis dientes frontales salió el eco de una risilla de alegría, el jerez ahora se diluía en mi sangre. Para las ocho Yuso comenzó a tocar la puertecita de mi tímpano; Greca no abrió. Minutos después lo escuché gritarme unas palabras que sonaban pegajosas y se entendían poco. Lo gritó varias veces más hasta que entendí: “Ven al mundo gris”. En realidad se lo decía a Greca pero Greca y yo somos una misma, ella vive en mi cabeza, Yuso vive en mis cabellos y a veces desciende de ellos como si fueran lianas hasta llegar a mi tímpano en búsqueda de su amada perdida.
Greca tomó su parafernalia de maquillaje y la metió en su bolsa negra, después, sin dudarlo, se fue al mundo gris con Yuso. Supongo que ahí fue cuando empecé a perderme en un mundo en el que la mezcla de tantos colores tornó la paleta de mi visión grisácea.
Horas después me encontré sentada sola en el sillón viejo y desgastado de una fiesta ácida. Silverio estaba a mí lado, en carne y hueso. Como siempre su cuerpo de cadáver reposaba inmóvil, su mirada parecía estar pausada, congelada en un instante que fácilmente se reproducía repetidamente en esa parte carnosa que se abriga con párpados y pestañas. Quise despertarlo pero recordé que estaba muerto y que en cuanto me levantara de ese sillón amarillo él me seguiría, muerto en vida, un zombie silencioso convertido en perro faldero, también zombie.
Había jerez regado en mi falda blanca y el vaso de cristal vacío sujeto a mi mano, casi pegado al sudor viscoso que de mis poros brotaba. Comencé a entender que estaba pasando…Secuestro mental, nada nuevo.
Salí de la fiesta, hacía frío y llovía, caminé al parque y me senté a mojarme en el pasto…unos minutos después el pasto se comenzó a hundir. A decir verdad esa noche fue extraña y no culpo al jerez nada más, sino a la efervescencia del “remedio” al chocar con el azúcar de esta sanguaza bebible.
9 DE DICIEMBRE DE 2009

sábado, 17 de abril de 2010

Carnac

Bretagne, France 2009
Cerré los ojos; era como si olas me revolcaran una tras otra al escuchar su voz dolorosa. “Love me tender love me sweet”.
Lo escuchaba en la oscuridad por qué hay canciones que tienen el instantáneo poder de hacerte llorar y de transportarte a la historia; Elvis no es ninguna excepción. El tuvo el dominio sobre mi estado de animo que fue transformándose hasta que sentí lentamente llegar el mareo, la falta de visión y una nausea molesta.
Cuando apagué sin más el tocadiscos y abrí los ojos, lo encontré en el borde de mi cama, en blanco y negro. Sabía que era el, sin embargo no podía verlo bien por la oscuridad…me sentí perdida entre fantasmagoría y, un miedo infantil se esparció por mis pulmones como si estos se llenaran de un agua que no les permitía comprimirse. Nunca creí ser tan importante como para que Elvis me visitara, y menos frente a mí cama…la duda recorrió mi sistema límbico; Elvis estaba ahí y esto no se sentía como un sueño.
“No one will ever believe you, silly girl”. Creo que me estoy volviendo loca; le pregunté qué estaba haciendo ahí.
“Never let me go…You have made my life complete and I love you so. Love me tender love me true all my dreams fullfill” comenzó a cantar y, yo no pude resistir la sensación de mareo de nuevo; la nausea. Comencé a llorar y entre la humedad de mis ojos, todo se empezó a poner borroso, me sequé unas lagrimas; el ya no estaba ahí pero la canción seguía sonando y mi mareo seguía presente.
Cerré los ojos de nuevo y pronto estaba en la orilla del mar, donde se encuentra con la arena; mucha gente alrededor de mí; por fin mis pulmones pudieron comprimirse…Si la muerte sabe a Elvis, no se qué hago viva.

jueves, 18 de marzo de 2010

Mister Wir

MISTER WIR
Modif. Mar 29 2011

No le tomó por sorpresa que su café de madrugador le hablara. En la radio todas las estaciones y los locutores hablaban de “Estucio”, el nuevo planeta que habían encontrado en el espacio.
-“¡Estamos Salvados!”, gritó una sabandija de voz chillona en el 47.2 FM.
A él no le importaba, sínicamente apagó la radio y subió a la azotea de su edificio gris. Pensaba en muchas cosas y recordó lo que su café le había susurrado en la mañana: Era cierto.
Estuvo viendo el horizonte del planeta tierra, la verdosidad de los árboles a lo lejos y el bosque que rodeaba la soledad de su edificio gris.
Su mente vaga se detuvo en pensamientos de cosas por las que algún vez había sentido culpa, sin embargo, el recorrido de su camino de jengibre le había hecho olvidar esa sensación. Ya no sentía vergüenza al mirar su reflejo, ni al mirar las líneas truculentas de sus manos que creía ser el único con el poder de leerlas. La mancha de sangre de todos los faisanes, ya no estaba cuando miraba sus palmas, ni al vislumbrar el cielo; ya no era indeleble.
Se sintió solo mientras la competencia de estrellas comenzaba entre las nubes. Intentó pensar en nada y recordó que siempre había estado solo en su castillo edificio gris y al mirar los lirios mohosos en las paredes logró sentirse acompañado por un instante fugaz.
Después de ese momento que se apareció tan breve, ya nada parecía feliz. Todo se desordenó en su mente, se imaginó Estucio rodando alrededor de la órbita solar, el nuevo planeta chorreaba sangre que flotaba con inercia hacía el fuego del sol. Su apetito se abrió, voraz y el solitario emitió un gemido similar al de un orgasmo. Su apetito se abrió más y más tanto que comenzó a imaginar hermosas mujeres de tez blanca y pechos carnosos. Saboreó incluso el deleite de su piel desmenuzándose bajo el yugo de sus muelas. Pudo esbozar toda la carne intacta que en unos meses Estucio resguardaría de sus maneras tan primitivas…Carne fresca. Una mancha de sangre apareció en su cielo.
-“Nunca vas a dejar de pensar”, recordó lo que su café de madrugador le había murmurado.
Su desesperación no fue fácil de controlar esta vez. Cuando la noche cayó sobre él después del goteo del cielo ácido sobre la ciudad, se encontró náufrago de él mismo. En el refugio de su azotea, encontró un charco bajo un faro que reflejaba un sujeto depredador de una raza en peligro de extinción. Primero pensó en la voz chillona del 47.2, luego pensó en su café, al último no pensó más y la sangre chorreó desde sus labios, mientras pellejos rojizos de su propia carne saltaba de su boca al charco de agua ahora rojiza.

Renata Villarreal Tommasi

jueves, 21 de enero de 2010

RICINO


RICINO



Preferiste perderte en tu diván a pintar cuadros de mujeres que conservabas almacenadas en tu memoria; hasta ahora ninguna era yo y reí al pensar que algún día podría ser. Tal vez cualquier otra mujer de tu pasado se creería afortunada de pisar la mente de un pintor; yo no, para mí es más un juego peligroso; como el hombre con anillo de calaca que viene a ahorcarme y desvestirme en algunas de mis pesadillas…peligroso.
Nunca creì ser una vagabunda que caminaba día y noche en tu imaginación; esa no soy yo, esos ojos ya no son los míos y, mis manos están sumergidas en lo más profundo de mi bolsa mientras saco mi jarabe para la tos; no en donde las pintaste.
Quien sea que hayas aprisionado en tu mente para después pintarla en un disfraz de pieles claras y cabellos largos y castaños; no soy yo aunque se parezca a mí.
¿Por qué no soy yo? Por qué una hoja no es la misma en abril que en octubre, por qué tú encontraste una hoja tirada una noche lluviosa de octubre y cuando encontraste otra hoja en abril creíste que era la misma.
Por eso cuando entraste en tu diván y me encontraste desnuda posando para que me pintaras, no esperaba encontrarme años atrás en el mismo sillón, enfrascada en tu estùpido lienzo rodeada de demonios dibujados a mano; esa del lienzo no soy yo, esos senos no son los míos y, la mirada turbia y rota la dejé en el pasado.
Por eso te regreso tu lienzo y espero quedar sumergida debajo de nuevas memorias; pero para eso tendrías que salir de tu diván a buscar nuevas mujeres que posen desnudas para que las pintes y, en mi mente…cuando la luz del sol te toque, te despedazaras como se despedaza una piedra de tierra al tocarla…Ese no eres tú ¿o sí?


Renata Villarreal Tommasi


miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pintorescas Iluminaciones Cerebrales

Cuando Selma se despertó lo primero que saltó a su vista fueron las siglas “06:59”…La misma hora en que su sueño favorito huía de su imaginación todos los amaneceres desde hacía ya tres semanas.
Selma se acerca al reloj despertador para confirmar y segundos después siente una comezón en el hemisferio izquierdo de su cabeza.
Desea que su sueño durara más y vuelve a dormirse.
Su nuevo sueño revela el anhelo de Selma de nadar en un manantial lleno de pulpos. Pronto el manantial se llena de sangre y Selma comienza a ahogarse en la viscosidad metálica.
El fuerte olor del hierro penetra los poros de su piel extasiada por la contaminación rojiza a su alrededor.
De pronto Selma nadaba en crema de tomate y su esclavizador sexual la atrapaba con una cuchara de plata.
“11:37” Selma amanece inmóvil, pálida y fría.

domingo, 18 de octubre de 2009

L' Inconnu parfait

Mientras las ratas carcomían las paredes de las alcantarillas y los hurones intentaban salir de sus jaulas yo me pintaba las uñas. ¿Qué importa el color?
No tenía nada que hacer y decidí ir a rue Mouffetard por un helado. El calor del día me recordaba una sola cosa, lo obvio; era verano. Nunca me han gustado tanto los veranos. Uno tiende a perder el control de su vida, no hay horarios, las decisiones se tornan difíciles a ser tomadas y lo peor: Hace calor.
Mi lengua sudada se deslizaba por la bola del helado de frambuesa. Ya lo sé que en las misceláneas no venden helados de frambuesa, pero probablemente es por falta de imaginación y esta es mi historia.
Tomé la línea diez del metro de París, mas tarde me cambié a la línea siete y en Place Monge se subió. Intenté no quedarme viéndolo, era una clase de hombre perfecto para mí, voltee un par de veces disimuladamente y a la tercera vez me encontré sus ojos sobre mí, le sostuve la mirada. Mi parada llegó mas pronto de lo esperado y no pude hacer más que bajarme del transporte público que por cierto estaba repleto de gente. Las puertas se cerraron y ahí fue cuando me día cuenta que mi hombre perfecto había hecho un grande esfuerzo por salir también. Pegado a la ventana me sonrió, then he waved. Nunca lo volví a ver por supuesto. Sin embargo a veces, me pregunto ¿qué hubiera pasado si hubiera podido salir del vagón?
A veces me preguntó si el era mi verdadera y única media naranja y unos tic tacs nos impidieron encontrarnos.
Tal vez la vida es cruel, tal vez no haya tales cosas como medias naranjas.