lunes, 10 de octubre de 2011

Satanás en Letra


IMAGEN POR: COREY HELFORD

¿Cuándo es que un escritor se vuelve tan importante para que el lector le dedique más de una mirada a uno de sus escritos?
Supongo que eso está en ambos: lector y escritor. Siendo el escrito el mediador entre estos dos mundos de quien la vista nace y el proveedor de las letras. Uno, pone su pluma en la hoja, sus ojos en el mundo y aprende a deletrear con la mirada. Mientras, el otro intenta quitar su vista de su alma para ver dentro de la de alguien más.
Nunca he entendido como es que estas vistas pueden comprenderse, ¿a qué mundo viajan? Mundo mágico en el que se encuentra suspendido el momento en que la pluma puso puntos y letras en la hoja; la vivencia que el escritor relata y finalmente; el recorrido que el lector hizo para llegar hasta esos escritos. Mundo mágico. Mágico e inexistente en la “realidad”. Aunque muy vivo en el escrito, como un mundo virtual pero menos solitario que el de los algoritmos.
Cuando era más joven solía tener problemas en algunas clases de literatura, pues el profesor decía que mi visión de la lectura no se apegaba con lo que el autor quería decir.
¿Qué quiso decir el autor?, preguntaba yo.
El profesor me respondía con ese tono de que lo sabe porque la institución así se lo hizo ver. La institución…escupo en esa grande mierda. Un sinnúmero de investigaciones, de análisis psicológicos, sociológicos, neurolingüístas, pueden llevar una estructura. Sí, seguro esa estructura es solida, como no…esta conformada por creencias, por palabreríos, por obstáculos para el escritor e incluso para el lector pero sobre todo, por ríos de personas que se basan en ella, dándole cada vez más crédito. Se me olvidaba que la academia es parte del “mundo real”; Yo no.
Tal vez, algunas personas pueden creer que estoy loca.
-“Ya te perdiste en las drogas”, me dirían, “ya deja eso, no vas a acabar bien”, pues en el mundo real existe el final.
¿El final del hilo que conforma mí alma? No lo creo.
No me importa ser un perro dos veces, una tras otra, mi alma no tendrá fin…esta realidad sí, este mundo en el que escupí a la mierda de la institución, se evaporará junto con mi gargajo sobre el concreto.
Por diversión, predigo mi final favorito: sería irónico, casi estúpido. Tal vez, por eso disfruto tanto de la escritura; porque puedes finalizar el cuento cuando quieras, como más te plazca y lo mejor de todo, con quien quieras.
¿Acaso hay quienes no saben que así es la vida también?, la realidad misma que algunos llaman perra cuando la odian, o diosa cuando la aman. Que extraño que “la vida” es mujer, como “la naturaleza”. Extraño, como cuando Estela me dijo que podíamos vivir sin ellos.
-”Esos pinches perros!” y arrojó una manzana por mi balcón directo hacia la nada.
Extraño que lo natural sea lo femenino y aún utilicemos tantas máscaras y sobre todo, extraño que usemos ropas. Podría volver a escupir en la mierda de la institución, pero no quisiera que me cayera a mí misma que llevo sus pinches ropas.
¿Qué hago? Si salgo a la calle desnuda seguro me violan y luego, para como son las cosas, sería mi culpa por andar desnuda en la calle, que es un delito.
-Ah chinga, ¿que usted no anda por su casa en bolas señor oficial?
Tal vez, en ese momento, el oficial me pondría unas esposas y tomada con gran fuerza por la cabeza y por la espalda, boca abajo contra el cofre sentiría asqueada su daga entre mis piernas. Tal vez sería peor y se aprovecharía de que ando desnuda por la calle y en el juicio me vaya peor. Violada dos veces por andar desnuda por las calles. Mejor no hay que meterse con esa gran mierda de la institución. Bueno, con esto de que todos creamos nuestra realidad, sería hermoso salir a la calle desnuda y encontrar que todos están desnudos también y que las calles se convirtieron en valles y que los policías regresaron a su estado natural: cerdos. No los haría salchicha (mucho han hecho ellos ya con su aparato reproductor), pero los sumergiría en una hondísima alberca de lodo para que su alma se contentara por un instante nada más.
Puedo imaginarlo: Que tal que en vez que se llamara sociedad, la llamáramos de otro modo. Que en vez de que ya estuviera completamente corrompida dicha palabra (que también proviene de la pinche institución) inventáramos otra bajo nuevos términos. Podríamos ponerle un nombre más divertido incluso:
“Chascarreo” – Conjunto de personas que viven dentro del mismo…. Bla bla bla
Pero no habría que darle permiso a nadie para que la estudiara, debería de ser algo que simplemente se desarrolla dentro de sus propios marcos, o mejor aún, que nadie buscara aprovecharse de dicha palabra, de dicho conjunto de personas que….bla bla bla.
Charrasqueos más pequeños. ¿Por qué ahora existimos tantos en el mundo?
Siendo que la muerte debería de terminar con todos y con nadie: Muerte, si me vas a llevar, que sea a un lugar más chido. Seguro el infierno está más fresco que la ciudad. Seguro en el infierno se puede estar desnuda sin que la violen a una, seguro hasta le ruego a lucifer que me la meta. ¡Ay! Y si el Papa (ojo, no me quiero meter en pedos y por eso va con mayúscula) también leyera esto, tal vez se le antojaba.
Mientras, no puedo hacer nada más que gozar del calor en la desnudez de mi cuarto mientras a lo lejos veo a la gente vestida y me río mientras escucho “Have a Cigar”…Disfruten.

marzo 2011

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