martes, 8 de mayo de 2012

A-dios

Nunca volveré a tenerlo porque nunca más creeré que es mío. Quizás no lo vuelva a ver y solo me quedarán esas partículas guardadas de memorias más muertas que las células de piel muerta que dejamos caer en cada instante al suelo, pero en el suelo no se ven tampoco, es como si desaparecieran…Y todo el tiempo que creí que iba a estar con él, mañana; en otra vida, en ésta no. En ésta no y sólo queda contemplarlo en la distancia de lo que son las ideas que flotan y nos ayudan a sepultar momentos del presente pensando en cosas que ocurren acompasadas en nuestra imaginación. Él es todos, todos los que conforman aquel pasado en que el amor era una nube gris que me llevaba con ella para volverme lluvia y dejar caer mi sustancia sobre tantos cuerpos. Hoy ya no es ayer, por eso no volveré a tenerlo; porque volver remite a un sitio inexistente; división ilusoria del momento cutáneo en que nuestros poros respiran el aire que nos envuelve. El tiempo existe tanto como el pasado y el futuro, las horas son sólo un recordatorio de que hay que huir pronto y la muerte, la muerte nos tienta todas las noches con sus dedo en los ojos, la muerte nos está esperando como la más firme promesa de amor.