martes, 28 de julio de 2009

Planes y Planes


Tabatha entró al cuarto oscuro y comenzó a revelar las fotografías, el día era nublado y Tabatha esperaba un poco de lluvia. Al salir del cuarto de revelado recordó que no había llovido hace más de un mes y pronosticó que en la ciudad de la alegría caería lluvia ácida, una gota tocó su nariz y ella corrió a su automóvil amarillo y regresó a su casa.
Esa tarde, escuchando Elvis Presley pensó en lo que le deparaba el destino a ella.
¿Qué seremos cuando seamos grandes?
Recordó el cuadro de una galería parisina en la que había estado hace ya más de un año. Recordó la promesa que le hizo a ese cuadro, un susurro anticuado que prometía que volvería por el.
“Viviré en Manhattan y comeré verduras”
Sonó el timbre de su departamento en la roma, cursando el segundo año de su carrera, Tabatha fue asesinada a sangre fría por una sombra que tenía semejanza a Don Quijote. Las huellas anunciaban que era el mismo figurín que aquél cuadro de la galería Parisina.
Todos tenemos planes diferentes.

Renata Villareal Tommasi

martes, 14 de julio de 2009

Teaser

A veces recurrimos a trucos didácticos para esconder en un oscuro lugar de nuestra mente esas ideas más obscenas, dolorosas penosas, pegajosas, pesadas y radioactivas.
¿Para que escuchar esa canción sobre la muerte?
Y, si la luna llena te atrapa y te contagia de hambre y nostalgia, ¿a dónde vamos a huir ahora?
Pues si saber significa dolor, ¿Quién no busca la ignorancia?
El escondite más privado de tu pensamiento: NO LO ABRAS, no lo enseñes.
Solo en un mundo tan utópico como nuestro espacio especial (en referencia a ese escondite) existe la mezcla de dolor, placer, represiones, infancia, sexualidad, deseos, ideas y muchas otras cosas.
Porque lo prohibido es lo que mejor sabe, yo prefiero abrirlo, no sé, todo depende de dónde y con que mamífero.

martes, 7 de julio de 2009

Rindango

No te recuerdo porque ya no estás en mi memoria viscosa
No te pienso porque ya no conozco tu ser crepuscular
No te miro porque te has desvanecido junto al viento de piedra
Aún te callo para no invitarte cerca del ayer
Y pronto, cuando nuestras células se toquen
Será en aquella puerta de roble
Que sale de mi cerebro
Cancela cerrada y prohibida
Porque el ruido que hay ahí dentro
Ensordecería mi visión de espejismos y quimeras
Ilusiones nítidas que cuando te apareces comienzan.


Renata Villareal Tommasi

lunes, 6 de julio de 2009

Demoiselle Sarajevo est mort

El día catorce de mayo, mis peluches se reunieron para conspirar en mi contra.

El Señor Pepino siempre ha sido un refinado oso de peluche de cabellos castaños oscuros, quién eligió ese tono para parecerse a mí, por ende, con el es con el que yo siempre me he identificado más en la vida.

Tico es un perico de felpas coloradas, quien por su exoticidad me llamó la atención pera engañosa esa personalidad suya, tanto que yo llego a pensar que quizás fue el quien comenzó con los planes para secuestrar a su dueña; osea, a mi.

Moto es un chango aterciopelado cuyos largos cabellos le dan cierta sensualidad de afrodita aún siendo un vicioso hombre; por su sensualidad, sus vicios y lo largo de sus cabellos entendí que el y yo éramos afines.
Siempre me habían amado, hasta aquel día en que reinó otro hombre en mi cama, un hombre de carne y hueso. Aquella tarde catorce de mayo entré a mi habitación en los brazos de él y al caer sobre mi cama, no pude más que arrojarlos al suelo para que no estorbaran en nuestros caminos.
La conspiración empezó esa noche, cuando se dieron cuenta que no solo habían sido remplazados sino que tampoco estaban invitados a dormir en la cama. El Señor Pepino se limitaba a llorar, mientras que Tico estaba muy molesto criticando mis nuevas maneras de vivir, por otro lado, Moto ya había tomado cartas en el asunto.
Me tomaron de los cabellos por la noche, me amordazaron y me llevaron con ellos, dejando en la cama a una mujer, a cuyo cuerpo yo ya no pertenecía.
Se rumora que ahora ella me busca por todos los rincones de su casa y le ha dicho adiós al joven por quien en un principio nos cambio para llenar el vacío que yo dejé con otros jóvenes, también de carne y de hueso.