jueves, 21 de enero de 2010

RICINO


RICINO



Preferiste perderte en tu diván a pintar cuadros de mujeres que conservabas almacenadas en tu memoria; hasta ahora ninguna era yo y reí al pensar que algún día podría ser. Tal vez cualquier otra mujer de tu pasado se creería afortunada de pisar la mente de un pintor; yo no, para mí es más un juego peligroso; como el hombre con anillo de calaca que viene a ahorcarme y desvestirme en algunas de mis pesadillas…peligroso.
Nunca creì ser una vagabunda que caminaba día y noche en tu imaginación; esa no soy yo, esos ojos ya no son los míos y, mis manos están sumergidas en lo más profundo de mi bolsa mientras saco mi jarabe para la tos; no en donde las pintaste.
Quien sea que hayas aprisionado en tu mente para después pintarla en un disfraz de pieles claras y cabellos largos y castaños; no soy yo aunque se parezca a mí.
¿Por qué no soy yo? Por qué una hoja no es la misma en abril que en octubre, por qué tú encontraste una hoja tirada una noche lluviosa de octubre y cuando encontraste otra hoja en abril creíste que era la misma.
Por eso cuando entraste en tu diván y me encontraste desnuda posando para que me pintaras, no esperaba encontrarme años atrás en el mismo sillón, enfrascada en tu estùpido lienzo rodeada de demonios dibujados a mano; esa del lienzo no soy yo, esos senos no son los míos y, la mirada turbia y rota la dejé en el pasado.
Por eso te regreso tu lienzo y espero quedar sumergida debajo de nuevas memorias; pero para eso tendrías que salir de tu diván a buscar nuevas mujeres que posen desnudas para que las pintes y, en mi mente…cuando la luz del sol te toque, te despedazaras como se despedaza una piedra de tierra al tocarla…Ese no eres tú ¿o sí?


Renata Villarreal Tommasi


3 comentarios:

Unknown dijo...

Exquisita – literariamente hablando – la imagen del hombre que ahorca (aunque por razones que conozco que no he de comentar… bueno… no he de comentar). Perfecto como traes de la imaginación al fondo de te bolsa… a un jarabe.

Y las hojas… esa mujer son todas las hojas del mundo de las épocas. Y el diván que sigue a la espera. Tal vez el único error es que la musa, no puede decidir cuando dejar de ser la musa y, a veces, cuando se niega, acaba por exacerbar la situación… solo el autor puede decidir cuando dejar a su musa, sea quizás porque desde le principio solo habitaba su mente. Si hubiera un forma de que la musa se soltara de las cadenas que la atan, sea esta tan inteligente, tan melancólica linda forma de regresar su lienzo. ¿Será que el pintor aceptará?

Unknown dijo...

me gusta... llega muy profundo, por más razones de las que puedo enumerar.

LR

Sweet N' Pervert dijo...

Hay hombres que encuentran a su musa en una hoja y hay otros que la encuentran en muchas. Incluso algunos fantasean mezclando los diferentes encantos (y desencantos) de varias en una sola no importando si fué en abril o en octubre cuando su ser fue receptor de tan dulce y pervertido primor.